Odio la fe ciega, sobre todo de aquellos que creen ciegamente en sus partidos o en sus candidatos. Aquellos que usan argumentos vacios o irrelevantes para decir que el suyo, su candidato, sí es el bueno.
La fe ciega señores lleva al autoritarismo, a los sistemas políticos totalitarios y finalmente a la represión y desarticulación de la democracia. La crítica, como proponen Theodor Adorno y Max Horkheimer, es la herramienta de la sociedad para no caer en los horrores del holocausto y en la razón instrumental.
Por supuesto no se trata de criticar por criticar, sino de hacerlo con base en fundamentos válidos y relevantes, desde parámetros cimentados en una cultura ciudadana. Eso es lo que hace falta para que madure la democracia en México.
Es la crítica a los sistemas políticos, a los partidos políticos y a los mismos políticos lo que nos hace madurar como ciudadanos. La crítica señores, no la adhesión a un grupo político o la glorificación de un personaje. Hace más por el país quien señala los errores de los candidatos y no sólo quien se decide por uno o por otro sin argumentos.
Sin la crítica, el panorama de la vida política en México resulta obscuro y nebuloso. Por eso es tan importante la libertad de expresión, la cual no es salir a manifestarte, sino el derecho a formarnos un pensamiento crítico y usarlo para señalar las injusticias.
1 comentario:
Ya extrañaba leerte, Rivadeneyra.
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